La muerte de un ser querido no solo impacta nuestras emociones: también transforma nuestro cuerpo. El duelo es una experiencia integral que involucra mente, corazón y organismo. A veces, antes de poder expresar el dolor con palabras, el cuerpo lo manifiesta con cansancio, falta de energía, tensión o incluso malestares físicos. Comprender estas reacciones nos ayuda a sobrellevar el duelo con más compasión y a identificar cuándo necesitamos apoyo.
Síntomas físicos del duelo
La ciencia ha demostrado que la pérdida de un ser querido activa una respuesta de estrés que afecta distintos sistemas del organismo. Algunos de los síntomas más comunes del duelo físico son:
1. Dolores musculares y tensión corporal
Los hombros rígidos, el cuello tenso o el dolor lumbar pueden aparecer debido a la acumulación de emociones como tristeza, ansiedad o preocupación.
2. Trastornos del sueño
El duelo puede provocar problemas para dormir, despertares constantes o insomnio. El cuerpo no logra descansar porque la mente sigue procesando la pérdida.
3. Cambios bruscos de peso
Algunas personas pierden el apetito; otras comen para calmar la ansiedad. El organismo manifiesta así el intento de adaptarse a un estado emocional alterado.
4. Sistema inmunológico debilitado
Estudios muestran que el duelo afecta al cuerpo reduciendo defensas, lo que nos vuelve más propensos a infecciones, resfríos o enfermedades virales.
5. Fatiga extrema
El «cansancio del duelo» es real. La mente gasta mucha energía en procesar emociones, lo que genera agotamiento físico y dificultad para concentrarse.
6. Dolores en el pecho o sensación de vacío
El duelo puede generar síntomas similares a la ansiedad: presión en el pecho, respiración corta o palpitaciones.
7. Desajustes digestivos
Náuseas, molestias estomacales o digestiones difíciles pueden surgir por el desequilibrio emocional.
Reconocer estos síntomas físicos es fundamental para entender que el duelo no es solo emocional: también es biológico.
Recomendaciones para cuidar la salud física durante el duelo
Aunque cada proceso es único, existen acciones que pueden aliviar el impacto del duelo en el cuerpo:
1. Mantener actividad física suave
Caminatas, estiramientos o yoga ayudan a liberar tensión, mejorar el estado de ánimo y regular el sueño.
2. Crear una rutina de descanso
Establecer horarios fijos para dormir, evitar pantallas antes de acostarse y practicar ejercicios de respiración ayuda a reducir los trastornos del sueño.
3. Alimentación equilibrada
Comer porciones pequeñas y nutritivas contribuye a estabilizar la energía y prevenir cambios de peso.
4. Hablar sobre lo que sentimos
Compartir emociones con familia, amigos o profesionales reduce la carga física del estrés.
5. Evitar decisiones apresuradas
Durante las fases del duelo, la mente puede sentirse nublada. Es mejor no tomar decisiones importantes hasta recuperar estabilidad.
6. Expresar el duelo de forma creativa
Escribir, dibujar, hacer música o visitar el lugar donde descansa el ser querido ayuda a liberar tensión emocional acumulada.
Cuándo buscar ayuda profesional
Es importante buscar apoyo cuando los síntomas afectan significativamente la vida diaria. Algunos signos de duelo patológico incluyen:
- Insomnio severo persistente
- Ansiedad intensa o ataques de pánico
- Pérdida de peso extrema
- Aislamiento prolongado
- Sentimiento constante de desesperanza
- Dolores físicos sin causa médica aparente
Pedir ayuda no es debilidad: es un acto de cuidado propio.
Conclusión
El duelo transforma, duele y exige tiempo. Pero entender sus manifestaciones físicas nos permite transitarlo con más claridad y empatía. El cuerpo habla, y aprender a escucharlo es parte del proceso de sanar.
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Planificar con anticipación no evita el dolor, pero sí alivia la carga cuando llega el momento.
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